Muestra de un conjunto de obras de la artista nacional Paula Mazry donde trabaja la fotografía digital intervenida con grabado en metal, bordado y pintura al temple. La temática es el autorretrato y la naturaleza propia del Sur de Chile, donde ha estado viviendo el último tiempo. El proyecto obtuvo financiamiento Fondart 2018.
El autorretrato es una forma de autoconocimiento. Es inevitable reconocerse en Paula Mazry cuando alquímicamente transforma las manos en ramas, logrando una prolongación de sí misma y cuando, además, las enreda sobre su imagen envolviéndonos en su propia extensión con la naturaleza, porque lo orgánico está arraigado en ella. Nos envuelve y devuelve un espejo a veces negado o quizás evitado porque se nos olvidó mirarnos a nosotros mismos desde lo más simple, desde la raíz. Entonces la obra nos recuerda que existen emociones enquistadas en el inconsciente que necesitan ser, por eso soñamos, y con Mazry entramos en ese espejismo. Es como ingresar al mundo de una Alicia en el País de las Maravillas, en el que hay que achicarse para poder introducirse en ese agujero: el inconsciente. Mágicamente, nos recuerda lo honesto. Retratos de ensueño que ella envuelve con una estela de elegancia y cada vez que salimos de la observación de su obra nos obliga, como a la novia, a arrastrar el velo de un compromiso inevitable. Es esa deuda biológica. En su obra está esa trascendencia que implica la renovación natural de la materia que ella lúdica y mágicamente recolecta dejándola plasmada en alma, cuerpo y papel. Desde el grabado, nos enreda con una narrativa a ratos melancólica, con el uso de tonos opacos con acabado mate y pigmentos orgánicos recogidos del suelo de nuestra tierra que, al mezclarlos con yema de huevo, se transforma en pintura al temple. A ratos nos enfrenta a una imagen inquietante, con esos rojos que condensa en su propio cuerpo. Ella lo delimita, lo subraya, porque en su obra lo dice: nuestro cuerpo puede ser el arma autoflagelante de nuestras sombras. Pero no los oscurece, solo ilumina esos puntos azotados y los convierte en centros de atención divinizados. Es lo natural que hay en cada uno, reflejado en su retrato, contenido en su propia vulnerabilidad.
Coronas de ramas mezcladas con flores y flores entrelazadas sobre sí mismas. Es lo lírico de lo vivo y es la belleza de que lo vivo tiene que morir, lo efímero. Me pregunto: ¿y esas coronas secas dónde terminan? Pero eso no importa, su presencia hoy nos hace sentir la belleza que está implicada en la sublimación de lo que significa arte para espíritus como el de Mazry ¿Acaso nosotros no somos todo eso? ¿Lo que está vivo entrelazado con lo que puede ser muerto? La aplaudo porque en ella no hay solo una imagen, hay poesía revelada y un verso en cada una de sus obras. Una artista del arte llena de metáforas y simbolismos y, a través de un espejismo, un monólogo Íntimo que se nos desvela.
En su arte hay un silencio implícito que nos invita a la reflexión, que dependerá de cuántos de nosotros estemos dispuestos a mirarnos en ese silencio al que nos invita Paula Mazry.
María Elena Montes Lira.
Fechas: | 15 de noviembre 2018 al 26 enero 2019. |
Horario: | Lu a vi, 10 a 20 hrs. Sá, 11 a 19 hrs. |
Lugar: | Galería de Arte. |
Entrada: | Entrada liberada. |
Convenios: | -- |